En primer lugar, mi mas sentido pésame a los familiares de los fallecidos, su dolor es también el dolor de todos.
Galicia ha demostrado ser un gran pueblo, en estos momentos es cuando te das cuenta de la grandeza de sus "recortados" profesionales sanitarios, de los efectivos de Protección Civil, de los bomberos y de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.
No solo descarriló el tren, descarrilaron muchas vidas en ese accidente, y su Día Grande se convirtió en su Día mas Negro.
El mérito de los vecinos de Angrois no solo fue que saliesen de estampida al escuchar al tren para echar una mano, sino que se quedasen ante el infierno que tuvieron que ver y no echasen a correr ante la incertidumbre de un posible atentado.
Posiblemente sea uno de los golpes mas duros que este pueblo ha recibido y para los que no pudimos hacer nada físicamente solo nos quedó rezar en silencio y con el alma encogida.
Es muy difícil llegar a comprender el dolor que habría en aquellas almas en aquellos momentos.
No se podrá borrar lo que pasó, en nuestra memoria quedará siempre este fatídico accidente pero tampoco se borrará lo que este pueblo hizo.
"Chapeau a todos" Aún podemos tener fe en la humanidad.